divendres, 14 de juny del 2013

Pero ya no estás aquí


Hoy te he visto unas cuantas veces entre la muchedumbre, pero ya no estás aquí. Hoy, como de costumbre, te he pensado un par de veces y me he preguntado qué pensarías de mí y de mis logros y locuras, pero ya no estás aquí. He pensado que probablemente me reñirías por muchas de las cosas que hago y otras tantas que dejo de hacer. He pensado que te escandalizarías con algunas de mis extrañas costumbres que jamás llegaste a entender, pero claro, ya no estás aquí. Te he buscado en mi lista de contactos en un intento de sentir que, tal vez, puedo llamarte y escucharte de nuevo, como antes, ¿te acuerdas?... pero no, no estás aquí. Hasta donde yo recuerdo, no lograste hacer las paces con el botón verde de "descolgar". Jamás te llevaste bien con las tecnologías, nunca las comprendiste del todo, de la misma extraña forma que sentías que nadie te comprendía a tí. He buscado el cielo en google-maps para hacerte una visitilla, pero no aparece. Así que, mientras tanto, seguiré dejándote mensajes en el buzón de voz y escribiéndote en alguna página web de mierda como esta. Una abraçada.

¿Envidia sana?


Envidia sana, entre otros mitos de la humanidad. Ni rastro, por ahora, de autoconvencimiento, de la perfección en estado puro descrita por tantos y tantos autores, ni rastro de Reyes Magos, horizontes tangibles, verdades absolutas, gasolineras destruídas por una llamada telefónica, tintes permanentes, gobiernos desinteresados ni envidias sanas, qué va. ¿Y qué me dices de los propósitos de Año Nuevo y de las dietas mágicas? ¿Qué me dices de Dios y los "para siempre"?...

Ay, querida! Si quieres hablamos de envidia, pero hablemos de verdad.

  Me gusta este salón

 con sus cuatro paredes



Me gusta este salón, con su luz tenue. Me gusta el murmullo adormecedor de la tele de fondo. Me gusta este salón con sus cuatro paredes, que si pudieran hablar me despertarían el arrepentimiento que hace meses mantengo dormido. Y qué más da lo que guarde en el rincón oscuro de mi mente si ella está aquí, a mi lado, todo un clásico en los últimos cinco años. Está tranquila, casi dormida, algo no tan común. Vemos la serie más mala del mundo porque los informativos nos ponen tristes. Envueltas en nuestro edredón de "buenas noches" no nos hace falta nada más. Ahora, justo ahora, voy y me doy cuenta de que todo está bien. Que nada importa en este mundo asqueroso si nos tenemos la una a la otra. Que por más que pasen los años siempre tendremos cosas que contarnos. Que podemos ganar una guerra con sólo dos cafés con leche sobre la mesa y unas cuantas horas que poder perder. Hablando de perder... estos últimos días he comprendido que, a estas alturas, no me importa si alguien opta por abandonar mi peculiar órbita vital, no importa las cosas que quería y he perdido por el camino, ni el dinero que jamás volveré a recuperar porque ahora, justo ahora, voy y me doy cuenta de que todo está bien.


Hoy



Hoy  un abrazo no basta, tampoco un consejo de esos que yo misma suelo dar. Las canciones bonitas se vuelven feas y las feas se vuelven terribles. Para colmo, llueve. ¿Hay algo más deprimente en este maldito mundo que la lluvia?. Nudo en el estómago permanente, dice que se queda a hacerme compañía el resto del día. Hoy soy pequeñita, rodeada de gente pero sola. Cabizbaja. Hoy no hay mariposas en el estómago ni ganas. La ilusión se ha tomado el día libre. "Va, que mañana será otro día", ¿Y qué? Yo te hablo de hoy... sí, hoy me escondo como la que más, hoy estoy triste y punto.


dijous, 18 d’abril del 2013



             Ellas

          
          
 
            Me he encontrado una hoja en blanco. Es tarde, sí, ya casi va a salir el sol, pero necesito escribir. Escribiros. Hablaros de vosotras, mis niñas, de nuestras noches de verano,  contaros que las madrugadas en Mallorca son especiales, tienen un color que no os sabría describir. Los barcos, el mar, la luna casi inerte esperando a que el sol la convierta en nada, es algo que me gustaría enseñaros cada día. El olor del alba en las mañanas de agosto, con vosotras,  algo de otro mundo. Los mojitos y las cañas cerca del Mediterráneo no tienen precio. Las canciones perfectas en momentos perfectos saben a gloria. La mejor de las compañías, vosotras, mis chicas fieles, las risas, los chistes malos, son algo por lo que merece la pena vivir. Quiero contaros lo bonito que es el calor de las noches de verano,  los planes improvisados siempre acaban bien. Tatarear cualquier canción estúpida y, sin más, inventar coreografías sin sentido, sin ritmo. El ritmo de las carcajadas son especiales, pero aún más en Mallorca. Hacer juntas planes de futuro,  soñar e imaginar batallas memorables. Cometer locuras, porque sí, porque nos da la santa gana. Luchar contra el sueño y transformar las resacas en la mejor de las aventuras. No os imagináis el amor que esconden las madrugadas en esta isla, no os imagináis la magia que veo en cada una de vuestras sonrisas. Bendita la inspiración a altas horas de la madrugada. Os quiero.

dimecres, 17 d’abril del 2013



 Perdernos


         
           No decidimos adueñarnos del aquí y el ahora, pero lo hicimos. No era difícil leer en su cara los segundos que sin querer convertía en nada. El tiempo dejó de tener sentido, y con él la ropa que nos cubría. Dejamos las fechas como asignatura pendiente para lanzarnos a la atemporalidad. Sobrevivimos a base de orgasmos, no nos hizo falta nada más. Casi se nos olvidó respirar. Aprendimos a canjear problemas por remedios, esos que empezaban por un beso y acababan en la cama, su cama, tan fría ya. Sacaba lo peor de mí, no sin después sacar lo mejor. Jamás tuvimos nuestra canción, tuvimos un millón. Más que en mi maquillaje, creyó en mí. Entre una infinidad de cosas, me enseñó a encontrarme, a comprenderme, a quererme. Convirtió mis piernas en su excursión favorita. Hasta el más insignificante plan se convertía en aventura si lo hacíamos juntos. Éramos una mezcla de ilusión y ganas. 

          Hubiera jurado que en nuestras vidas no existiría más bella combinación que la de nuestras manos, que la de nuestras piernas enredadas en la cama después de una de esas batallas que concluían los días de verano. Hubiera jurado que no había nada más verdadero que lo que él tocaba, nada más cierto que lo que salía de su boca, y qué boca... Se nos hizo corto el “para siempre”, no concebía un minuto sin mirarme, sin tocarme, me convertí en su necesidad primordial. Podría decir que llegamos a convertirnos en una sola persona, bonita afirmación que más tarde nos llevaría a perdernos. No hubo nada más grande que la conexión que teníamos, era como hablar con otra boca, mirar con otros ojos que, en el fondo, nunca fueron míos. Ahora sé y confirmo que nada es infinito; encontró otra excursión en otras piernas, con otro millón de canciones y otros cientos de orgasmos. Me dejó con las ganas, me perdí como nunca lo había hecho antes. Me dejó a deber unos cuantos besos, pero ya no los busco. Ya no los quiero.

dimarts, 16 d’abril del 2013

RECORDAR


   Qué bonito el recordar. Qué bonito echar la vista hacia atrás. “Recordar”, gran don de los seres humanos. Somos lo que hemos vivido, somos lo que recordamos. No quisiera olvidar mis primeras veces. Recuerdo y sonrío. Qué bonito el recordar, y cómo duele a veces.